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viernes, 31 de octubre de 2014

Noviembre: Mis recuerdos, mis sabores, mis amores

Noviembre es mes de cometas en Guatemala, mes de fiambre, de ayote en dulce... mes de vacaciones para los chiquilines... son emociones encontradas, empieza el frío, cesa la lluvia y el aroma a navidad se va acercando.

Era el tiempo de corretear por las calles de tu barrio y jugar con los amigos... de empezar a pensar en la carta a Santa Clos... de empezar a ver vitrinas con arbolitos de navidad y por lo consiguiente, de empezar a emocionarnos con la fiesta más bonita del año...

Noviembre en Uruguay, es la antesala al verano, días de lluvia y de calor, como esa antesala a lo que nos espera a partir de diciembre... que son todas cosas bonitas, empieza a hacer su aparición la fruta bonita, los duraznos, la sandía, los melones... como alistándose para la ensalada de frutas... y a la vez empiezas a pensar en las llamadas de carnaval, en la emoción de los tablados... las murgas y las largas tardes de verano viendo dormirse el sol a las diez de la noche... las caminatas hacia la playa reposera en mano, lunchera con sandwichitos, mate y termo bajo el brazo para mojar los pies hasta que se te arruguen en el Río de la Plata.

Los contrastes son muchos, mientras mi gente se pone suéter para salir, nosotros de este lado del mundo como dicen nos "despiolamos" y soltamos las prendas de verano para disfrutar del sol y del calor.

Mis sabores, mis recuerdos y mis amores se agolpan en este mes de Noviembre que para mí es especial, recordándome a tanta gente linda, que dejé por allá y que está por acá... Bienvenido noviembre!!! en ambos lados del mundo...
martes, 29 de julio de 2014

Vivir en Colonia...


Vivir en Colonia me trae a la mente recuerdos de infancia, recuerdos de seguridad, de amistad y de dulces momentos.

Esperar la tarde para compartir la merienda con tus seres queridos, el compartir el mate y pasarlo de mano en mano y sonreir... es como aquellos tiempos cuando en mi cuadra nos sentábamos en el borde de la banqueta, y nos pasábamos la botella de grapette o de pepsi.... y era ofensivo si limpiábamos la boquilla del envase después de que tomara tu mejor amigo... es asi...

Es ver venir el verano y empezar a prepararte para andar en shorts, en chancletas y con la reposera bajo el brazo porque vas a bajar a la rambla... y te vas a zambullir en el río.

Son domingos de asado y tardes de celajes, donde te sentás a la vera del naranjo y platicás hasta que cae la noche y después, entre matada de mosquito y echada de repelente, vas alargando la tertulia para que te dure mucho el veranito...

Es en invierno, sentada al borde de la estufa, tomándote un cafecito y platicando de las cosas que pensás, de lo que querés hacer...

Es un contraste entre lo viejo y lo nuevo... el manisero que te asa los maníes y te los vende en un cucuruchito de papel periódico... la mañana del sábado en la feria (el mercado) comprando las verduras y oyendo cantar a la muchacha de la balanza... es oir el pronóstico del tiempo de boca en boca... los chismorreos de las viejas, ver a la vecina comprarle las verduras a su vecino porque está viejito y ya no puede caminar... y ver salir a todos los gurises de la escuela, computadora en mano, porque la red está en todos lados y la educación acá es prioritaria... la salud también.

Vivir en Colonia es una de las mejores cosas que me ha sucedido en la vida, es conocer gente digna y amable, sincera y que te mira a los ojos, que te da la mano y no te la retira nunca. Los niños que aún son niños, las muchachas con el ímpetu de la juventud bailando en sus mentes y en sus cuerpos, los muchachos, sencillos y amorosos... es ver al amigo, darle un beso al amigo sin miedo a ser tildado de otra cosa... es encontrar corazones abiertos... y gente de verdad.

Vivir en el sur es como cantar esa canción que siempre quisiste cantar, con los pies descalzos sobre la hierba y ver de cara frente al sol y pensar... ¡

esto es vivir!
sábado, 24 de mayo de 2014

Cambios...

Los cambios se van dando, en mi vida, se han dado todo el tiempo... de un colegio a otro... de una casa a otra... salir de un matrimonio y empezar una vida a partir de cero... sin embargo, el cambio de vivir en otro país, creo que te marca para siempre...

Es un empezar de cero también, pero con cosas tan nuevas que vas aprendiendo cada lección que te da la vida y la vas marcando en tu cuaderno como que fuera algo muy preciado. El idioma, a pesar de ser el mismo cambia, con palabras tan esenciales como "guris"... "ta..." y vas dejando el viejo cascarón, del guatemaltequismo, sin por eso dejar a tu patria (esa la llevas siempre en el corazón) y te vas acostumbrando a la charla matutina, en la cual por la calle las personas te preguntan como te va... o simplemente como cada día en Uruguay, la charla habitual es la del clima, que si "va a haber humedad", que si la "cerrazón", el pronóstico del tiempo, está grabado en la mente del Uruguayo, como en ningún otro país...

Y así como vamos hablando del tiempo, vamos cambiando los hábitos... invierno es invierno... no se te ocurra salir en chancletas en una mañana fría, porque simplemente "te congelás"... tampoco usés un suetercito (o buzo) delgado... porque también te convertis en cubo de hielo... invierno es para taparse, verano... para destaparse...

El cambio me vino a mi de todos lados, la alimentación cambió, me eduqué a comer por temporadas... ahora se cuales alimentos se comen en verano y cuales en invierno,,, primavera y otoño no me preocupan tanto... en la mañana es el cafecito con seis galletitas de salvado y dulce de leche dietética (cambio grande del desayuno guatemalteco: un plato con dos huevos fritos, frijoles, queso, choricito, plato de mosh, juguito de naranja y taza de café sin olvidar la crema y el queso para los frijoles, los platanitos fritos si habían y el pan para acompañar todo eso). La merienda matutina, una manzana o la fruta de estación a media mañana, un almuerzo abundante, la merienda vespertina y la cena a las 11 de la noche...

Me cambió la vida porque el cambio de país trajo también una cobertura social que no tenía por allá, médico y medicinas provistas por el estado, y un sistema de salud bastante bueno. Y ahí... a partir de allí me di cuenta de mis limitaciones en salud, la diabetes llegó a tocar a mi puerta y yo no me había dado cuenta, y empecé a cuidarme mucho más...

La gente es pacífica, aún se alarman cuando ven un accidente de tránsito, o un robo a mano armada... no se les ha endurecido el alma a fuerza de asaltos para robarte el celu... porque acá no te lo roban... y la paz que te dan esas largas tardes de otoño, con el Río de la Plata como transfondo... esas tardes de paz que hace dos años y medio empecé a conocer, y despojarme del estress y de la carrera diaria, cultura aprendida en mi tierra...

Acá la vida transcurre entre la charla matutina con el viejito de la timba (el vendedor de lotería)... y la chica de la sección de fiambres del supermercado. Te cruza un vecino y te saluda con alegría, y alguna que otra viejita, de esas de 90 años pa arriba que todavía se ven por acá...

Han habido cambios grandes en mi forma de pensar y de valorar las cosas, soy chapina viviendo en Uruguay, no he querido instituir mi tierra en medio del nuevo entorno en que vivo, me decidí a probar todo lo que significa ser un uruguayo... su forma de vivir y de comer... y de pronto en pequeñas cosas como hacer unas tortillas, o tostar pepitas de guicoy en la estufa para hacer pepitoria, traigo a mi mente y mi corazón flashes de mi querido país Guatemala...

Los cambios son importantes si los sabemos aceptar y sobre todo si sabemos vivirlos con la mente positiva... hasta ahora me ha ido bien... salvo el dolor de no tener a mi hija conmigo, me siento querida por esta gente, que es muy sencilla pero muy verdadera... y sigo caminando a ver que más me depara el ser una chapina en Uruguay...
lunes, 21 de octubre de 2013

ausente...


Uno de los grandes ausentes en la gastronomía de mi nuevo hogar es el cilantro... más bien... acá no lo consumen con la misma pasión que lo consumimos los guatemaltecos... su primo el perejil se lleva los honores... el cilantro es casi un vil desconocido...

El dulce de leche...


Con este señor tuve un gran conflicto desde que vine... no me gustaba... lo sentía tan invasivo porque en todo lugar y sobre cada cosa, me parecía verlo aparecer. 

El famosisimo dulce de leche, que en nuestro país se podría llamar "cajeta" o "toffee", pero no... acá se llama "dulce de leche" y lo encontrás en cualquier biscocho... o te lo comés de a cucharadas... con las tortas fritas, con un pedazo de pan... en arrollado... con una milhoja... en fin... por todos lados...

Ahora ya resolvimos los conflictos... no puedo comerlo de a mucho porque me empalago... tampoco es aconsejable si quiero tener una piel libre de granitos, jajajajaja.... o que no me salgan más llantitas que las que tengo...

Pero estamos en paz... una cucharadita sobre la torta frita... y todo bien... ahora se hizo mi amigo...