Esta tarde fue plácida y descansada... el verano está haciendo de las suyas, el calor que se siente, jamás lo había sentido con tanta intensidad... ahora es cuando se entiende por qué a mi Guatemala le llaman "el país de la Eterna Primavera"... jamás había soltado tanto sudor...
Sin embargo, y a pesar de... son placenteras las tardes sentadas bajo el parral, sintiendo el olor a uva frutilla, especie que no había conocido nunca, viendo a las calandrias volar y hacer sus nidos, el sol que quiere interrumpir la tan ansiada sombra, y las risas y la paz de este lugar.
Muchas veces buscamos el trajin y el ruido de una ciudad numerosa para espantar los fantasmas... para intentar olvidar el pasado o sanar heridas... En la paz hay tiempo para la reflexión, y en esta tranquilidad que Uruguay me ha brindado, he podido ir sanando todo aquello que antes, era una herida abierta para mí.
Hoy en la tarde hemos cortado uvas del parral... quien me iba a decir a mi que un día estaría recibiendo los racimos de uva justo de la planta... y el aroma que despedían me transportaba... sentía que estaba en Toscana o en alguno de esos lugares de postal de turista donde se ven los racimos colgando del techo...
Entre las muchas bendiciones que he recibido en mi vida, este viaje ha sido una de ellas... en un país que ya no es tan extraño... a cuyos sabores y olores me voy acostumbrando y voy amando, sin por eso dejar de amar los míos propios... Guatemala está muy lejos todavía...
domingo, 24 de febrero de 2013
Las uvas del parral...
Esta tarde fue plácida y descansada... el verano está haciendo de las suyas, el calor que se siente, jamás lo había sentido con tanta intensidad... ahora es cuando se entiende por qué a mi Guatemala le llaman "el país de la Eterna Primavera"... jamás había soltado tanto sudor...
Sin embargo, y a pesar de... son placenteras las tardes sentadas bajo el parral, sintiendo el olor a uva frutilla, especie que no había conocido nunca, viendo a las calandrias volar y hacer sus nidos, el sol que quiere interrumpir la tan ansiada sombra, y las risas y la paz de este lugar.
Muchas veces buscamos el trajin y el ruido de una ciudad numerosa para espantar los fantasmas... para intentar olvidar el pasado o sanar heridas... En la paz hay tiempo para la reflexión, y en esta tranquilidad que Uruguay me ha brindado, he podido ir sanando todo aquello que antes, era una herida abierta para mí.
Hoy en la tarde hemos cortado uvas del parral... quien me iba a decir a mi que un día estaría recibiendo los racimos de uva justo de la planta... y el aroma que despedían me transportaba... sentía que estaba en Toscana o en alguno de esos lugares de postal de turista donde se ven los racimos colgando del techo...
Entre las muchas bendiciones que he recibido en mi vida, este viaje ha sido una de ellas... en un país que ya no es tan extraño... a cuyos sabores y olores me voy acostumbrando y voy amando, sin por eso dejar de amar los míos propios... Guatemala está muy lejos todavía...
Sin embargo, y a pesar de... son placenteras las tardes sentadas bajo el parral, sintiendo el olor a uva frutilla, especie que no había conocido nunca, viendo a las calandrias volar y hacer sus nidos, el sol que quiere interrumpir la tan ansiada sombra, y las risas y la paz de este lugar.
Muchas veces buscamos el trajin y el ruido de una ciudad numerosa para espantar los fantasmas... para intentar olvidar el pasado o sanar heridas... En la paz hay tiempo para la reflexión, y en esta tranquilidad que Uruguay me ha brindado, he podido ir sanando todo aquello que antes, era una herida abierta para mí.
Hoy en la tarde hemos cortado uvas del parral... quien me iba a decir a mi que un día estaría recibiendo los racimos de uva justo de la planta... y el aroma que despedían me transportaba... sentía que estaba en Toscana o en alguno de esos lugares de postal de turista donde se ven los racimos colgando del techo...
Entre las muchas bendiciones que he recibido en mi vida, este viaje ha sido una de ellas... en un país que ya no es tan extraño... a cuyos sabores y olores me voy acostumbrando y voy amando, sin por eso dejar de amar los míos propios... Guatemala está muy lejos todavía...