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lunes, 3 de junio de 2013

El Paltero (el aguacatal)

Colonia del Sacramento tiene varios palteros, quizás contados con la mano... y creo que de algunos de ellos ya he probado el fruto...

Antes salía a la tienda y por unos pocos quetzales compraba un par de aguacates, ahora hay que bajarlos del árbol, para lo cual Sil me tiene consentida... ella me los trae cuando los ve por ahi. La otra vez había una cantidad que se echaron a perder en la casa de una señora que amablemente nos ofreció pasar a recoger algunos. Y qué puedo decir... si a mí es a la única que le gustan en esta casa... o sea TODOS PARA MI!

A veces cuesta acostumbrarse a que lo que teníamos o damos por seguro ya no está más... eso me pasa con mis aguacates... y cuando los como, en un caldo de res (sopa de puchero) o picaditos con limón y sal al estilo guacamole... (los aguacates son de agua)... tons ahi me acuerdo de las multiples cosas que he dejado atrás...

Buenos Aires... prontamente...

Volver a Buenos Aires cada seis meses me trae una alegría indescriptible, es el tiempo para disfrutar... para recorrer, para tomarse un momento entre el diario ir y venir del trabajo y dedicarse en pareja a disfrutar. Es así...

Me encanta la ciudad vecina, con tanto edificio histórico, y esa gente buena... sí... buena que he conocido en estos meses... la mano y el corazón abierto, así son...

y bueno a prepararme para el viajecito...

y volvió el frío

Es mi segundo invierno... el primero fue de espectativa, ante lo que pudo ser y lo que fue. Un frío que te cala los huesos, los troncos quemándose en la estufa (chimenea) y a aprender las costumbres que ahora me tengo más que sabidas.

Invierno es la época de cuidar los bronquios... cubrirse la espalda y hasta la cabeza. Para una chapina primaveral como yo, acostumbrada a andar de sandalias todo el año y con los pies pelados... la vuelta a las medias (calcetas) fue todo un acontecimiento. Ahora no me las quito en invierno...

Entra algo asi como un poquito de nostalgia, porque para mí en Guatemala los meses más bonitos eran los de fin de año... Noviembre con sus vientos para volar barriletes y Diciembre con el ponche y el fríito de navidades... por acá cambia la cosa, es Junio... Julio y Agosto, donde tengo que cambiar el reloj biológico y pensar en quizás tomar algun ponche de frutas preparado por mí... (ya que no lo conocen por estos lares)...

Esta es la época del puchero (caldo de res) con sus verduritas y de la cazuela de matambre, y de las sopitas en la noche... A esta edad que es ya para cuidarse, las sopas sin sal... pero con mucho puerro y uno que otro huesito con carne para que le de fundamento... diría Arguiñano...

En fin, un invierno al que me estoy empezando a acostumbrar... el verano lo tomé leve este año... con muchas menos dificultades que el primer verano que pasé por estas tierras, el cual me tenía como camello sediento y enloquecido...

Y mientras saboreo unos maníes, recién cocinados al horno (porque acá lo venden crudo)... pienso en mi Guatemala, y cómo muchas veces no apreciamos el tener "una eterna primavera"....